Vistas de página en total

domingo, 29 de diciembre de 2013

Bajo la niebla de Londres

Bajo la niebla de Londres
se oculta un extraño ser
aunque parece un hombre;
no lo es, no lo puede ser

Pues no ha habido antes
tanta ira y tanta maldad
ni podrá haberlas después
rondando en la oscuridad


     Era la noche de Halloween. La luna llena iluminaba la fría y húmeda noche en Londres; pero sus rayos de luz apenas lograban atravesar la espesa niebla. Era imposible ver nada a más de dos metros.

     Era una noche fantasmal, en la que todo parecía extraño y oscuro, como de otro mundo. El mundo de los muertos. La noche en que los difuntos salen de sus tumbas para atacar y devorar a los vivos.

     La espesa niebla lo cubría todo, lo impregnaba todo, y lo hacía irreal, como en un sueño terrorífico. Un hombre, o mejor dicho, una bestia sanguinaria, caminaba lentamente por las calles mojadas. Un cazador en busca de nuevas presas, se alejaba sin prisa de su víctima llevándose un siniestro y macabro trofeo. Vestido con un viejo y raído chaquetón de color marrón oscuro, y envuelta su cara por una bufanda negra que sólo dejaba ver sus ojos. Ojos saltones de mirada extraña, de un azul desvaído y frío, su sola mirada helaba la sangre, mientras una sonrisa sardónica se ocultaba tras la bufanda negra.

     Con su macabro trofeo en la mano, no pudo reprimir una risa enloquecida, cínica y burlona, que resonó por las calles adyacentes en aquella noche de pesadilla.


     Eran las tres y media de la madrugada, una joven pareja salía de una discoteca de moda, medio borrachos y hablando alegremente. Apenas veían más allá de sus narices. Reían y hablaban sin parar de la diversión que les estaba deparando la larga noche.


     De pronto, la chica tropezó con algo, se tambaleó y estuvo a punto de caer al suelo. El chico la cogió justo un instante antes de que cayera.



     -¿Qué es esto? ¿Con qué he tropezado? -Preguntó, hablando torpemente a causa del alcohol ingerido.

     Ambos se agacharon, y lo que vieron los dejó aterrorizados. El cadáver de una bella joven, morena y semidesnuda estaba a sus pies.


     -¡Oh, Dios míos, está muerta, Peter! ¡Alguien la ha asesinado!


     El joven no contestó, la abrazó para calmarla, y luego sacó un teléfono móvil ultraplano del bolsillo interior de su cazadora de cuero negro, y llamó a la policía.






1 comentario:

  1. Así es como empieza mi novela titulada "Bajo la niebla de Londres", que es la segunda parte de "Cuando cae la oscuridad sobre Londres", pero que se podrán leer de forma independiente, y en orden aleatorio.

    ResponderEliminar